Sus inicios:
Desde que era un niño, ¡siempre he sido excelente para comer! Mi padre era médico, pero solía preparar todos los platos especiales para nuestras reuniones familiares: ceviches, “pescado a la talla” y chalupas. En Navidad y Año Nuevo, mi hermano y yo estábamos a cargo de preparar la mise-en-place y cocinar con nuestro padre.
Mi tía Mary Paz tiene una pastelería en Acapulco. Después de la escuela solía ayudarla a hacer pasteles y galletas en su cocina y realmente disfrutaba aprender acerca del proceso. Es por eso qué en bachillerato decidí convertirme en chef pastelero.
Inspiración remota:
Tuve la oportunidad de viajar por el mundo, vivir y trabajar en hotelería en diferentes países como Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Turquía. Cada lugar específico posee su propia cultura culinaria y eso me ha inspirado en todo: la variedad de especias que encuentras en los mercados de Turquía, el aroma de las rosas en “Um Ali” (un tipo de budín egipcio), además de todas las frutas frescas y deliciosas que hay aquí en México. En términos de donde he vivido, creo que la cocina que más extraño es la de Turquía. Su comida es un poco tradicional ¡pero 100% rica! En Turquía, la increíble comida refleja la calidad de vida, pero debo reconocer que nada le gana a la comida en México.
Cultivando El Desafío:
Lo más extraño que tengo en mi refrigerador ahora es levadura fresca para el pan. Para mí, hacer pan es una técnica complicada y por lo mismo es muy satisfactorio cuando sale bien. Existen muchos elementos e ingredientes como la harina, agua, levadura natural, factores ambientales, temperatura, etc., que afectan el proceso. Una vez que empiezas a hacer pan debes estar muy concentrado.
El Acto del Equilibrio:
Es un hecho que solía hacer postres con diferentes técnicas y sabores hace diez años. Hoy en día, me gusta ofrecer postres elaborados con técnicas actualizadas, ingredientes más saludables, sabores más equilibrados, nuevos aromas y diferentes texturas. Es crucial estar continuamente actualizado, y el equilibrio es lo que lo convierte en la combinación de sabores definitiva: algo agradable y dulce, pero con un poco de acidez; algo totalmente fresco con frutas y hierbas, pero siempre con una pizca de sal para mejorar los sabores en general y crear un acabado crujiente pero suave.
Alimentando el Alma:
Creo que los cocineros deberían experimentar con la fruta. Normalmente en casa, hago yogur al horno con toronja, aceite de oliva y albahaca. ¡Es fácil, saludable y fresco! Me gustan los sabores cítricos: maracuyá, mango, naranja, etc. Pero al menos una vez al mes, disfruto de una “Bomba dulce”. Es un cuenco de helado de vainilla y chocolate con un brownie, salsa de chocolate, dulce de leche y praliné de caramelo, cubierto con cacahuates y nueces de macadamia. Es una locura, no tan bueno para el corazón, pero totalmente bueno para el alma.